Queridos Hermanos:
Con el Credo Niceno-Constantinopolitano respondemos confesando: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre”.
Nuestro Señor Jesucristo, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo de Dios, su Palabra Eterna, se encarnó en Nuestra Señora y nació según la carne, en todo semejante a nosotros menos en el pecado, para salvarnos reconciliándonos con Dios. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, Nuestro Señor.
La divina liturgia de San Juan Crisóstomo proclama y canta: “¡Oh Hijo unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te dignaste, para salvarnos, tomar carne de la santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tú, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre y, en la cruz, con tu muerte venciste la muerte. Tú, Uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo, ¡sálvanos!”
Esto es queridos hermanos lo que celebramos estos días de la Navidad. Contemplemos pues desde el corazón cómo Jesús nació en la humildad de un establo en Belén, de una familia pobre; cómo unos sencillos pastores fueron los primeros testigos de tan gran misterio. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo. Unámonos al canto Kontakion de San Romano Melodo, que resuena: “Hoy la Virgen da a luz al Trascendente./ Y la tierra ofrece una cueva al Inaccesible./ Los ángeles y los pastores le alaban./ Los magos caminan con la estrella:/ Porque ha nacido por nosotros,/ Niño pequeñito,/ el Dios de antes de los siglos.”
Aprendamos la gran lección de la Navidad: La humildad y la pobreza en la que quiso nacer Nuestro Señor. Vivamos pues también nosotros esas virtudes. Hagámonos pobres para enriquecernos de los bienes divinos, humildes para ser un día coronados en la Jerusalén celeste.
Desde esta Gran Capellanía os queremos desear a todos vosotros y a vuestras familias, una feliz Navidad y un nuevo año lleno de paz y de bendición.
Ioannes, eques a Stella Oriens